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La manzana verde



A mí me encanta la manzana verde. Conozco infinidad de personas a las que también les gusta mucho. Algunos están de acuerdo en que es rica, pero odian que sea tan ácida. Hay incluso personas que dicen que les gusta el sabor y no tienen ningún problema con lo ácido, pero su color verdoso como presentación no se les hace nada atractivo. Sin embargo, una vez que prueban su original sabor agridulce... quedan fascinados. Como hay de todo en el mundo, muchos no la han probado. Mi amigo Alex, por ejemplo, a la edad de 25 años, comió por primera vez una manzana verde después de que yo le rogué por semanas que lo hiciera. El decía que no le gustaba pero no recordaba haberla comido antes. Un día que le preparé una ensalada con manzana verde... ¡qué sorpresa para él fue darse cuenta de que no sabía que le gustaba tanto! Finalmente, también hay otros que odian la manzana verde, no entiendo muy bien por qué. Bueno, no pueden ni siquiera olerla.

La verdad es que no hay ningún problema con las manzanas verdes. Con ellas se pueden preparar pasteles, bebidas, postres, dulces, galletas, ensaladas... Hay cremas nutritivas hechas con manzana verde, velas, jabones y shampoos con olor a manzana verde... Y también se pueden comer así nadamás, a mordidas.



Yo... yo soy una manzana verde. Hay gente a la que le gusto, hay gente a la que no le gusto, hay quienes me aman, hay quienes me odian, hay quienes no saben que me aman porque no me han probado y hay quienes por mucho que me prueben, nunca me agarrarán el gusto. Por supuesto, hay personitas que no quiero ni que me caten. Otros, de manera peculiar, sólo con verme, se niegan a comerme, jajaja y existe alguien que hasta me ha prohibido ser parte de su dieta.

¿Qué hay de malo en que yo sea una manzana verde? Nada. “No ha madurado, se comporta como una niña pequeña”. ¿Y qué? ¿Dónde está el famoso Manual de la vida en el que se especifica que hay que ser de cierta forma, despertarse a tal hora, vivir de tal manera y comer a las tres en punto? A mí me da igual lo que los demás piensen. ¡Es mi esencia! Por eso precisamente muchos me aman. Y en verdad no entiendo el afán de esas personas por criticarme cuando ni siquiera son un ejemplo de un comportamiento perfecto, impecable, amoroso, educado y tolerante. Nadie lo es.

Mucho antes de descubrir mi identidad verdadera, pensé que era sólo una manzana. Por años traté de ser una piña. Una vez me disfracé de fresa. De hecho, hubo un tiempo en que quería ser tan exótica como un maracuyá. Pero la verdad, yo soy una manzana verde, y ahora más que nunca, soy una manzana verde orgullosa, porque con el paso de los años entendí que la vida y el amor son únicamente cuestión de gustos. Ojalá supiéramos eso antes, para no pasarnos tantos años arrancándonos dolorosamente el dulzor y disfrazando el ácido para minimizar nuestro aroma natural. Todo para agradar a otros. Pero yo vine a este mundo a ser feliz, no a llenar las expectativas de nadie.



Hay que aprender en la vida (y mira, más vale que lo aprendamos temprano) que lo que los demás piensen sobre la manzana verde es su problema. Y si no les gusta, ¡que no la consuman! Porque, en la mayoría de los casos, las personas reaccionan de acuerdo a como creen que son las cosas y no a como son en realidad. Así que si la manzana verde no es de su agrado, que vayan a buscar un mango, una mandarina, un limón... pero por favor ¡¡¡que ya dejen de estar chingando (perdón) a la manzana verde por no haber madurado, por sentir como siente, por vivir como vive y por amar como ama!!! Hay muchos que aprecian su sabor, su olor y su encanto y se la comen apasionadamente. A esos son a los que vale la pena tener cerca.

Si todo esto no es suficiente, diré entonces, para completar el cuadro, que por sus propiedades nutritivas, anti-alérgicas y anti-inflamatorias, la manzana verde nos mantiene jóvenes. Consumirla reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas. Yo aporto también un montón de nutrientes a quienes me conocen, y mi eterna lucha por no perder a mi niña interior me hace un antioxidante maravilloso para la vida. El consumo de la manzana verde es tan sano que es recomendado para niños, jóvenes, adultos, deportistas, artistas, mujeres embarazadas, madres lactantes, estrellas de rock y personas mayores. Yo no he pasado por todos esos, jajaja, ni quiero hacerlo, pero es bueno al menos saber mis posibilidades.

Finalizaré mi reflexión diciendo que la manzana verde es radiante en su color, lleva en sí misma el verde de la vida y además es dulce, satisfactoria y preciosa. La manzana verde es de-li-cio-sa. Y así como es, con su maravilloso encanto y su muy particular sabor, le agrega un sabor inesperado al delicioso “dulce de la vida”. Igual que yo lo hago.

Ita