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El camión de la basura


Tengo que apurarme porque hoy pasa el camión de la basura. ¡Cuánta porquería tengo aquí guardada! Mira estos zapatos. Es increíble pensar que alguna vez los consideré hermosos y dignos de ser comprados. En este closet hay miles de cosas que he acumulado con los años: boletos de conciertos que creía eran un tesoro; ropa que hace mucho tiempo no uso; objetos que guardé porque algún día los convertiría en algo increíble…

Pero llegó el día en el que me di cuenta de que sólo necesitaba un empujón para librarme de toda esta basura. Pues bien, es tiempo de tomar cajas y bolsas para empezar a tirar todo lo que ya no sirve.

-Este cinturón viejo, tan pasado de moda.
-Todos estos sentimientos desmotivantes: “No puedo hacerlo” “Nunca encontraré alguien que me ame de verdad” “Estaré sola (o) por el resto de mi vida” “No tengo lo necesario para lograr mis objetivos” “No me veo tan bien como yo quisiera” “Nada me sale bien” “Ella me odia”
-Las duras palabras que he escuchado de otros, que me han marcado de alguna manera y que me han importado tanto como para modificar mi forma de ser, de hablar y de pensar, sólo para “ser aceptada”.
-El “qué dirán”. No sé por qué aún conservo un pomito de esto. Proclamaré mi individualidad y mi pensamiento a los cuatro vientos.
-Mis discos de Menudo. Bueno, sin palabras…
-Los sentimientos de culpa, que taaaaaaanto daño me hacen. Cualquier error de mi pasado ha quedado atrás. Si a alguien le causé daño, ofrezco disculpas sinceras, con la mano en el corazón. Y después de un minuto de reflexión con imágenes centelleantes sobre mis metidas de pata, ¡a otra cosa, mariposa!
-Esta blusa que me queda enoooorme.
-Los resentimientos que atormentan a mi corazón. Y creo que esto me llevará mucho tiempo porque veo una pila muy alta de ellos, todos amontonados. Bueno, vamos poco a poco, uno por uno. “No estuviste a mi lado cuando te necesitaba” “No te interesa escuchar lo que tengo que decirte” “No agradeciste el trabajo tan hermoso que hice por ti de todo corazón” “No valoraste mi compañía y mi amor sincero” “No me conoces. No sabes quién soy en realidad” “Bajaste mi auto-estima hasta el piso con tus palabras” “Sub-estimaste mi capacidad” “Insultaste a alguien a quien amo” “Esparciste mis secretos por ahí” “Yo quería ser tu amiga y no me dejaste acercarme” “Crees que lo sabes todo. Nadie lo sabe todo” “Criticaste cada cosa en mí” Uy, de estos hay muchos. Sí, creo que todos se tiran.

¡No más! ¡Al bote de la basura! ¡Todo se va!



Pensé que nunca acabaría. Me duele la espalda de tanto trabajar y estoy mentalmente agotada pero, ¿sabes? Me siento más ligera que una pluma en el aire. Mi espacio estaba realmente saturado con porquería inútil. Tan saturado que no podía ver más allá, ni caminar en medio de tanta y tanta basura. Mira, ¡aquí tengo una blusa que no he estrenado! ¡Y no es negra! ¡Encontré una carta escrita por mi abuelo! ¡Aquí hay hermosos recuerdos de mi infancia! ¡Amor, abrazos, amigos sinceros! Y no sólo eso, ¡también hay mucho espacio vacío para nuevos pensamientos hermosos, sueños y tardes de café y charla!

¡Yei! ¡Ya llegó el camión de la basura!

Este blog está dedicado a todos mis amigos: los de antaño, los nuevos, los que me aman ya, los que apenas están aprendiendo a quererme, los que están pensando que me falta un quinto para el tostón, los que no saben por qué de pronto me pierdo en la inmensidad del tiempo… Por cierto, también eso ya lo tiré. Podríamos vernos más seguido, ¿no te parece?

“Eres más hermoso de lo que crees, más talentoso de lo que piensas y más amado de lo que te puedes imaginar”.