Banner

Banner

Amarme a mí misma - Parte 1

Amarme a mí misma

Paso Nº 1
Recogiendo mis pasos
Saliendo del cuento de hadas

Algunas tribus y grupos indígenas en Latinoamérica tienen la creencia de que, unos días después de morir, los muertos regresan a “recoger sus pasos”. Yo no sé si esto sea cierto, pero sí creo firmemente en que a los vivos eso de recoger nuestros pasos nos puede ser muy útil. Antes de movernos hacia adelante, debemos recoger nuestros pasos. Pero, ¿qué es recoger los pasos? Pues es recorrer nuestro pasado y tapar agujeros, ofrecer disculpas, atar cabos sueltos, limpiar cajones, recoger lo bueno, quemar lo malo… Y, ¿para qué? En mi caso, porque el pasado me tiene un poco paralizada, así que necesito hacerlo. Hablar con los amigos de siempre, retomar caminos, pagar deudas…

El pasado no existe, sólo tenemos el presente y el futuro. Pero para que nuestro presente y nuestro futuro estén libres de maleza, es importante dejar atrás el peso innecesario. Nuestros días de antes nos han enseñado a hablar, a caminar, a escribir… Yo ahora no puedo recordar cómo he aprendido a leer, como tampoco puedo decir por qué aprendí a sentir miedo, inseguridad, angustia… Lo cierto es que ahora tengo sensaciones y pensamientos que me hacen daño. Es como si en algún momento me hubiera separado de mí misma y estuviera dividida en dos. Voy a ir a por mí misma.

¿Dónde estás, Ita? Te he estado buscando. En el paisaje, en la luz, en el amor… He estado gritando tu nombre al viento, pero no he obtenido respuesta. En el paisaje no estás. No te veo corriendo por la ciclovía. En la luz tampoco te encuentro. No estás bajo los reflectores de un escenario sacando tu canción y tocando el alma de los que te escuchan con tu voz. Y en el amor, Ita, es donde menos estás. Te veo enamorada y amando con locura, temblando de amor. Pero estás borrosa, como si estuvieras ahí, pero a medias. En corazón y alma, pero no en conciencia. ¿Dónde estás, Ita? Te necesito aquí. Necesito tu alegría y tu vitalidad. Vuelve con esa maleta llena de seguridad, llena de ti. ¿Te has perdido en una utopía, en un sueño que has creado en tu mente? ¿Tomaste un tren imaginario y ahora no sabes bajarte de él? Ven a la realidad. Vuelve, por favor.

Regresa a tu vida, a la que es tu vida. A tu presente real. No sigas en ese cuento mágico hablando con hadas, princesas y duendes. Ya te has dado cuenta, Ita, de que vivir dentro de tu mundo sólo te lleva a la soledad, porque nadie a tu alrededor cree en reinas y en amor eterno. Las personas son sólo humanos, humanos que sienten y viven el día a día. Muchas veces traicionando sus propios principios, teniendo relaciones superficiales sólo por placer físico, discriminando, haciendo comentarios negativos sobre otros, midiendo el tiempo irremediablemente a través del reloj... Esa es la realidad del mundo en el que te encuentras. La vida a tu alrededor no se detiene. Sale el sol y el mundo gira. Y mientras tú estás por ahí soñando con el sol, la luna y las estrellas, el tic tac, tic tac, tic tac se sigue escuchando y tú te sigues sintiendo fuera de lugar.

Lo malo de que no estés aquí, Ita, es que te llevaste tu risa, tu garbo, tu despertar tranquilo, tu energía. Eres sensibilidad, eres poesía, eres cariño, eres alegría, eres hija, eres amiga, eres amante, eres unos ojos expresivos, eres un rico pastel de chocolate. Eras un simple future y un contundente present continous y ahora eres un not so simple present y un going to constante.

Eres real, de carne y hueso. No eres una princesa de una historia lejana en la que tus ojos son tan hermosos que encantan al príncipe y te toma de la mano para bailar una música hermosa por siempre y sólo desea amarte, porque eres perfecta. No, no eres perfecta. Ni tienes que esforzarte por serlo, porque en el mundo real nadie es perfecto. El mundo real es un mundo de seres que dicen mentiras y dicen verdades, ríen y lloran, hacen daño y hacen el bien, roban y dan, aman y dejan de amar, están contigo y mañana no están. Acéptate y acepta este mundo, Ita, porque es el que tienes. No tienes otro, ni tienes otra vida, ni tienes más oportunidades que las del aquí y el ahora.

Toma la punta del hilo y comienza a seguirla para que no te pierdas en el camino de retorno. Respira hondo, toma una ducha, ponte bonita y camina hacia adelante. Sonríe, porque tienes muchas razones para hacerlo. Estás sana, eres hermosa, tienes todas las armas contigo. Toma un poco de tiempo, si lo necesitas, para llorar por el reino encantado que dejas hoy. Mira sus paredes doradas y brillantes, mira el trono de reina en el que has estado sentada todo este tiempo y despídete él. Vamos a cambiarlo por una silla muy firme. Despídete de lo que es ser reina: de la sensación de ser única, la primera y la última, la mejor, la más hermosa, la más importante, la más perfecta, la más inteligente. Vamos a cambiar todo eso por algo que también es bonito, pero sobre todo, es real. Saber que eres única porque todos lo son. No te compares. No existe alguien que sea idéntico a ti. No eres la primera ni la última, pero eres quien hoy está. No eres una reina, Ita, eres una mujer. Una mujer más de este mundo lleno de mujeres y de hombres.

¿Te sientes minúscula? ¿Te sientes pequeña en todo este mundo con posibilidades infinitas? Lo comprendo. Sé que cuando estás en un sitio enorme, con techos altos y explanadas, te sientes tan pequeña como una hormiga y quieres crecer, tener los tacones más altos del universo. Es verdad que todo impone, que la vida misma impone. Pero, Ita, no existe nadie ahí afuera que sea responsable de mover tus hilos, querida marioneta. Sólo estás tú. Tú y tus piernas para caminar; tú y tu garganta para cantar; tú y tu boca para reir… El amor inspira para que cantes, pero no es la música. El amor no es agua. El agua vital debes beberla tú misma. Tomar tu vaso y llenarlo, comer, hidratarte, dormir, descansar… son elecciones, elecciones de cada día. Elige siempre por ti.


Así que súbete en la máquina del tiempo, en el tren del destino, para que puedas entenderte mejor, conocerte, aprender de ti misma y amarte. Con todo tu paquete, tu infancia, tu juventud, tus defectos y tus virtudes. Con tu sensibilidad y tus pies feos. Llama a quien tengas que llamar. Escríbele a quien le tengas que escribir. Hoy comienza tu proceso. Vamos a lograr llegar a amarte como nadie lo ha hecho y como nadie podrá. Te espero aquí.