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No más sangre

México se equivocó

Todos cometemos errores y tomamos decisiones equivocadas. Durante el camino de nuestra vida elegimos constantemente: a las personas con las que nos relacionamos, los alimentos que ingerimos, los colores al vestirnos… Decisiones. Decisiones pequeñas y decisiones grandes. Siempre estamos haciendo elecciones. Y claro, no siempre son las correctas. A veces preferimos tomar un taxi que caminar, ó tomar soda en vez de agua. Pero lo malo no es equivocarse, sino continuar nuestro camino con actitud soberbia, orgullosa y silenciosa, por no decir “Dios, la regué”.

Por ello, la convocatoria para el día de hoy a las 17:00 horas para exigir que la guerra en contra del narcotráfico cese, me parece un verdadero acto de humildad. ¡Bien por México! Reconocer el error de haber elegido a Felipe Calderón como presidente y después levantar la mirada y caminar erguido para exigir que el derramamiento de sangre termine es un acto de madurez. Estoy orgullosa de los mexicanos que con estas acciones están proclamando a los cuatro vientos: “Sí, te elegimos. Sin embargo, no estamos de acuerdo con lo que estás haciendo y te demandamos acción inmediata. Aceptamos haber votado por el hombre equivocado, pero ya no podemos quedarnos en silencio asumiendo las consecuencias de ese error. Tomaremos las calles para que sepas que estamos cansados, que tenemos miedo y que no puedes engañarnos un día más. Nosotros ya aceptamos el error de haberte colocado en donde estás. ¿Cuándo aceptarás tú tus errores y dejarás el orgullo, los intereses ocultos y la necedad a un lado?”

¿Algún día tendremos un gobierno digno? Yo tengo esperanza en que el fuego de las velas y la presencia de flores en la marcha de hoy sembrarán en los mexicanos, por fin, la humildad. La humildad para decir “me equivoqué y caí, pero ahora me levantaré”. No dejemos que nos sigan mintiendo, no dejemos que sigan abusando de nosotros, no dejemos que continúe derramándose sangre… Ya basta. La guerra estaba perdida antes de comenzarla y, sin embargo, sigue. Cobra vidas diariamente y nos hace creer que está vestida de blanco y que es bien intencionada y pura. En realidad, es engañosa y mustia. Como tú, Felipe.